Con media hora de retraso, y pidiendo disculpas, comenzó el concierto con se feliz, primer single del disco. A partir de ahí una hora de set acústico (muy roquero en algunos momentos) y una hora mas de set eléctrico (mas rockero todavía, claro está), alternando temas nuevos y sus mayores éxitos y con cinco peazo de músicos acompañándola.
Ver conciertos en teatros hace que te malacostumbres. Sentado comodamente, sin humos, sin apreturas, sin roces de cebolleta, sin gente hablando... A la vez, estos conciertos tienen como malo que el nivel de olor a laca y perfume en el ambiente llega a ser insoportable. Concretamente el jambo de la butaca de al lado me tenía mareado con un punzante olor a pasta de dientes menta-eucalipto; un mojón para el.
Total, que fueron dos horas muy entretenidas y 20 eurazos muy bien aprovechados.